Hoy en día no concebimos pensar en la construcción sin hacerlo en el acero. El acero, por sus características, se ha convertido en un material imprescindible en el sector. Su gran resistencia, su adaptabilidad, su facilidad para soldar, su reciclabilidad y su elasticidad, hacen de este material el idóneo para estructuras, instalaciones, protecciones y como no, para carpinterías. Pero no ha sido siempre así, ¿cómo se fue introduciendo el acero en las carpinterías? En este artículo lo vamos a descubrir, pero antes de todo, repasemos su historia.
Los inicios del acero
Como muchos sabrán, el acero es una aleación de hierro y carbono, y como tantas cosas en este mundo, se descubrió por casualidad. Los restos arqueológicos más antiguos de hierro meteórico, todavía no se le puede denominar acero, se encontraron en Egipto y datan del año 3.000 a.C. Se cree que estos artesanos calentaban el hierro para hacerlo más maleable y poder darle forma ayudándose de un martillo. Para calentarlo utilizaban hornos de carbón vegetal lo que transfería cierta cantidad de carbono al hierro, eso hacía que el hierro se endureciera.
Sin embargo, fue en la India, sobre el 300 a.C. donde utilizaban crisoles para realizar acero. Simultáneamente, en otras culturas como la Griega, se fue desarrollando también la fabricación del acero. Y fueron precisamente los griegos, los que introdujeron esta técnica en Europa y los romanos quienes lo propagaron.
A mediados del siglo XV empiezan a construirse los primeros altos hornos en Europa, consiguiendo poder licuar el hierro y así fabricar acero más fácilmente. La revolución industrial fue otro hito histórico para este material ya que mejora la técnica de fabricación. Pero no es hasta principios del siglo XX, con la aparición de la electricidad en los procesos industriales, cuando se revoluciona de nuevo la producción junto con la popularización de los sistemas de fundición continua.
Griegos, romanos, bizantinos o egipcios, como hemos dicho, conocían esta aleación, pero, prefirieron otros materiales para puertas, ventanas o protecciones, como el bronce, mucho más fácil de trabajar. Sin embargo, en menor medida los romanos utilizaron el hierro para la realización de rejas. Todavía se conserva una reja de hierro del anfiteatro de Itálica que podemos ver en el Museo Arqueológico de Sevilla. A partir de este momento las rejas en hierro se van implantando y evolucionando, dejando de ser un simple elemento de seguridad y convertirse también en un elemento decorativo.
El hierro comienza a sustituirse por el acero
El uso del acero en la construcción ha ido evolucionando y ha ido aumentando a medida que la fabricación del acero se ha ido simplificando. Y, a medida que esto va pasando se va sustituyendo el hierro por acero.
Durante la Edad Media, a parte de las rejas, se utilizó el hierro en elementos auxiliares, como clavos o grapas, y también en herramientas. Y no fue hasta el siglo XVIII cuando tomó relevancia el uso de esta material, cuando empieza a utilizarse en elementos estructurales. Uno de los primero usos de este elemento lo vemos en la cocina del Monasterio de Alcobaça en Portugal. También en este siglo se construyen los primero puentes con hierro colado, como el famoso Iron Brigde en Reino Unido. Pero tendremos que esperar un siglo más para el uso del acero en la construcción.
Primeros usos del acero en las carpinterías
En el siglo XIX se construye un edificio de 10 plantas con estructura de acero en Chicago, se trata del “Home Insurance Building” diseñado por William Le Baron Jenney. También en este siglo aparece el hormigón armado, que utiliza barras de acero corrugado, aparecen las primeras tuberías de acero y la utilización de acero en ascensores y otros elementos.
A partir de este mismo siglo se empieza a asociar al vidrio con el acero y aparece el término de “arquitectura translucida”, y se construyen maravillas como el Invernadero del Jardín Botánico de París o el Crystal Palace de Londres, diseñados con grandes acristalamiento estructurales de vidrio que dan una total luminosidad al interior de los edificios. También empieza a popularizarse el uso de ventanas y puertas con perfilería de acero, perfiles esbeltos que daban un aspecto de ventana esbelta y elegante.
La consolidación del acero en las carpinterías y construcción
El siglo XX será el año de estabilización del acero en la construcción, el uso tanto de estructura metálica y de hormigón armado desbancan a las antiguas estructuras de madera en gran parte del mundo. Empieza a utilizarse como elemento decorativo en revestimientos. Aparecen el acero inoxidable y el acero corten, dando más posibilidades de diseño a arquitectos y diseñadores. Y en cuanto a la carpintería aparecen los primeros sistemas de perfiles exclusivos para carpintería, mejorando las prestaciones pero sin perder la esencia de las puertas y ventanas.
Actualmente, el acero es uno de los materiales más utilizados en construcción, lo encontramos en estructuras, revestimientos, barandillas, rejas, ascensores, instalaciones y, como no, en carpinterías. Las puertas y ventanas con perfiles de acero son pasado, presente y sobre todo, futuro, ya que se trata de un material muy resistente y versátil que permite unos perfiles muy finos con altas prestaciones, se trata de puertas y ventanas rotura de puente térmico. Además, el acero es un material idóneo para sistemas, ventanas y puertas antirrobo, antibalas o con resistencia a fuego.