Conceptos con los que hoy en día estamos familiarizados y que habitualmente utilizamos como ventanas minimalistas, puertas esbeltas o carpintería singular, no siempre formaron parte de nuestro vocabulario ni mucho menos de nuestra jerga habitual. Vamos a intentar hacer un ejercicio de memoria para ver con perspectiva cómo hemos llegado hasta aquí y qué se ha quedado por el camino. El acero en cerramientos es un elemento inseparable del concepto de Arquitectura. En el proceso de creación de espacios y volúmenes, la envolvente define en primera instancia la estética de la obra adaptándose a la premisa de la utilidad.
Algo tan sencillo como protegernos de las inclemencias, permitir la entrada de luz o favorecer la ventilación, se ha resuelto de infinitos modos a lo largo de la historia. Colgar una piel de animal o un trozo de tela en la entrada de una cueva, una lámina de alabastro en el vano de una tronera o un vidrio bajo emisivo en un muro cortina.
Las soluciones han ido avanzando a mediada que las condiciones técnicas lo han permitido y siempre sujetas a la demanda del momento, que unas veces fue funcional, otras estética, últimamente de sostenibilidad y casi siempre económica. Estas condiciones técnicas han favorecido la aparición y desaparición de distintos materiales y técnicas constructivas hasta llegar a la actualidad.
Materiales en el mercado del cerramiento
Haciendo un repaso histórico, desde que se creó el concepto de “ventana” ha habido distintos materiales empleados en la fabricación de este elemento según las necesidades del momento y la facilidad para obtenerlos.
El primero fue la madera, fácil de conseguir y de procesar. Más tarde, en el siglo XIX, con la mejora de la técnica del forjado fue posible introducir el hierro para este fin. La evolución hacia el acero y el empleo del laminado permitieron un salto cualitativo en utilidad y eficiencia. En la línea histórica le sigue el aluminio, nacido como respuesta a la necesidad de un material perdurable. Como último invitado a la fiesta aparecen los materiales plásticos, resinas y composites que tratan de dar una solución económica a demandas modernas.
Hecho este repaso es el momento de abordar individualmente cada uno de los materiales nombrados.
La madera
El uso de este material noble y tradicional nos remonta a siglos atrás, a momentos en los que la necesidad y la oportunidad se unieron para conseguir transformar una materia prima accesible en casi cualquier lugar.
Bastidores rústicos con una lámina mineral que podía ser de vidrio o alabastro en algunos casos. En otras ocasiones la propia ventana se reducía a un portillo de madera que tapaba totalmente el hueco para impedir que las condiciones meteorológicas del exterior pasaran al interior de la habitación. Es el material tradicional aislante por excelencia, aunque no todas sus características se alían para obtener cerramientos permanentemente funcionales. Exige un mantenimiento constante y aunque su desarrollo técnico ha sido notable desde la aparición de la madera laminada, siguen existiendo carencias en cuanto a sus prestaciones dinámicas. Para conseguir grandes luces se precisan grandes espesores.
El hierro
Aunque este material se viene utilizando desde el siglo XII a.C. no es hasta el siglo XIX cuando las mejoras en los procesos y aleaciones permiten utilizar este material, posteriormente en forma de acero, para su uso en ventanas. Que impulsado con la aparición del proceso de laminado se posicionó en el material de referencia para este uso. Como ejemplo de esto tenemos la aparición de Jansen AG y su historia. Más tarde veremos la evolución del material y sus prestaciones.
El aluminio
Este material se empezó a extender a mediados del siglo XX en sustitución de los materiales tradicionales como la madera y el acero. En aquel momento se vio justificado respecto a sus competidores por carecer de mantenimiento, por la utilización de poca masa de materia prima gracias a la aparición del proceso de extrusión y por el poco requerimiento de maquinaria y especialización en el proceso de elaboración de ventanas.
Resinas y composites
Se trata de la última aportación de materiales al mundo del cerramiento con el empleo de plásticos extruidos para la obtención de perfiles, siendo el más común el PVC. Si bien ofrecen buenos valores térmicos, carecen de prestaciones estáticas y dinámicas por sí solos. Por este motivo, han de dotarse de una estructura interna de “acero” para poder mantenerse en pie. Si a esto añadimos el deterioro del material en el tiempo y su descomposición permanente expulsando partículas nocivas al ambiente doméstico, que asimilamos por respiración, no hacen de este material el más indicado para hacer una ventana. Es el factor económico junto con el desconocimiento el que hace que este material se esté empleando con frecuencia. Podríamos decir que estamos ahorrando dinero y pagando en salud.
Una vez hecho el repaso de los materiales que conforman el mercado de los cerramientos, podremos nuestra atención en el acero y trataremos de explicar por qué las ventanas de acero, puertas de acero, muros cortina de acero, etc. son una opción más que válida para tener en cuenta en nuestros proyectos.
En PRO del acero en cerramientos
Como ya he mencionado anteriormente, el acero es un material tradicional que ha evolucionado desde su aparición mejorando los procesos de laminación, aleaciones y tratamientos superficiales.
- Gracias a estas mejoras en laminación se pueden conseguir perfiles de geometrías complejas que se adapten a necesidades concretas que nos permiten conseguir mayores inercias, perfiles más esbeltos y vanos más amplios. Cualquiera de las series de Jansen, desde las más básicas hasta las más elaboradas aprovechan esta tecnología para implementar sus prestaciones. Permite añadir a la geometría básica canales para la instalación de herrajes de canal 16 obteniendo las ventajas de este tipo de herraje como el cierre perimetral, la apertura oscilobatiente, aumento de capacidad de pesos y dimensiones. Y aunque sea la última característica en reseñar, podemos decir que es la más importante: la incorporación de la Rotura de Puente Térmico, que más adelante abordaremos.
- El empleo de aleaciones especiales permiten a los sistemas de acero ganar en durabilidad. En Jansen contamos con series en acero galvanizado calidad S250GD+ZF100RA-O según la EN 10346, acero inoxidable calidad 1.4307 (AISI 304) y calidad 1.4404 (AISI 316) y acero CorTen calidad Steel KB DOCOL 355W.
- Dentro de los tratamientos superficiales, con el galvanizado se ha contribuido a aumentar la durabilidad de las instalaciones. Con la incorporación de Jansen del tratamiento ZF 100, además permite un mejor acabado en las soldaduras.
La incorporación de la Rotura de Puente Térmico (RPT) al mundo del acero permite aumentar su horizonte en la Arquitectura y llevar a los sistemas de acero a un nivel superior. Todas las características con las que contaba tradicionalmente el acero se vieron implementadas con la introducción de la RPT obteniendo valores de aislamiento térmico absolutamente actualizados a la demanda más exigente.
Series Jansen como Janisol, Janisol Arte, Janisol Hi, VISS conjugan las prestaciones que confiere la rotura de puente térmico con las tradicionales del acero para conseguir ventanas más esbeltas, vanos mayores, perfiles más estrechos y diseño sin límites. Por todo esto podemos decir que JANSEN está en la vanguardia del acero y que el acero está en la vanguardia de la tecnología y la creación sin límites.